Hipnóticos, sedantes, ansiolíticos

  • Son fármacos que deprimen la función del sistema nervioso central (SNC) y generan calma o somnolencia (sedación). Un sedante disminuye la actividad, modera la excitación y calma al receptor, en tanto que un hipnótico genera somnolencia y facilita el inicio y la conservación del estado del dormir (sueño) que se asemeja en sus características electroencefalográficas al sueño natural (1). 
  • Se abordan a continuación los siguientes grupos de hipnóticos, sedantes y ansiolíticos:
    • Benzodiacepinas: generalmente las benzodiacepinas se clasifican en función de sus propiedades farmacocinéticas en benzodiacepinas de acción corta, intermedia y  de larga duración de acción. 
      • Benzodiacepinas de acción corta:
        • Triazolam.
        • Midazolam (inyectable).
      • Benzodiacepinas de acción intermedia.
        • Alprazolam.
        • Bromazepam.
        • Brotizolam.
        • Lorazepam.
        • Mexazolam.
      • Benzodiacepinas de acción larga:
        • Clobazam.
        • Clonazepam.
        • Diazepam (2,3).
  • Todas las benzodiacepinas tienen la capacidad de inducir la fijación del principal neurotransmisor inhibidor, el ácido aminobutírico γ (GABA) al subtipo GABA-A de sus receptores (1). 
  • Análogos de las benzodiacepinas (fármacos Z): estos medicamentos son químicamente diferentes a las benzodiacepinas pero ejercen un mecanismo de acción similar.
    • Zolpidem.
    • Zopiclona.
    • Eszopiclona (2,3).
  • Su eficacia terapéutica como hipnóticos proviene de los efectos agonistas en el sitio benzodiazepínico del receptor GABA-A (1).
  • Otros:
  • La melatonina es una neurohormona producida en la glándula pineal durante las horas nocturnas del ciclo día-noche. Se ha reportado que produce reencauzamiento de los ritmos circadianos (por ejemplo, después de los cambios de zona horaria) (4).
  • Indicaciones:
    • Tratamiento de la ansiedad, trastornos del pánico.
    • Trastorno del estado del ánimo y esquizofrenia.
    • Sedante (brotizolam, midazolam, zopiclona), hipnótico (brotizolam, triazolam, zolpidem).
    • Anticonvulsivante (clobazam, clonazepam, diazepam, midazolam). Tratamiento de epilepsia con manifestaciones mioclónicas (clobazam).
    • Trastornos en el ritmo del sueño y todas las formas de insomnio (midazolam, zopiclona).
    • Tratamiento del insomnio (zolpidem).
    • Coadyuvante para la inducción del sueño en insomnios secundarios a déficit de melatonina en pacientes adultos (melatonina).
    • Alternativo o coadyuvante en el manejo de fobia social. Apoyo a las terapias de comportamiento (clonazepam).
    • Las benzodiacepinas están indicadas únicamente cuando el trastorno es grave, incapacitante o afecta de modo importante al paciente (5).
  • Ante la necesidad de utilizar un ansiolítico, un sedante o un hipnótico, en principio debe preferirse la administración de una benzodiacepina. Ya que estas son tan efectivas como otras sustancias y con un bajo potencial tóxico en casos de sobredosis, lo cual no elimina la necesidad de iniciar y mantenerse en las concentraciones más bajas posibles y limitar la duración del tratamiento.
  • No existen diferencias importantes en las propiedades ansiolíticas, miorelajantes, sedantes o hipnóticas entre las diferentes benzodiacepinas; para la mayoría, las diferencias consisten en la dosis y en las características farmacocinéticas.
  • El uso de benzodiacepinas y análogos (fármacos Z) debe limitarse debido a sus efectos adversos que incluyen trastornos de la concentración y la aparición rápida de dependencia (a la primera o segunda semana).
  • No existen diferencias clínicamente significativas entre las diferentes benzodiacepinas. No obstante, propiedades farmacocinéticas como la vida media biológica o la formación de metabolitos activos pueden tener influencia en la duración de sus efectos. 
  • Las manifestaciones de abstinencia pueden ser más severas luego de la suspensión de benzodiacepinas de corta acción. Las reacciones paradójicas son más frecuentes con este grupo. Midazolam por vía intravenosa se utiliza principalmente en el contexto de procedimientos que requieren anestesia.
  • Para un efecto hipnótico se recomienda utilizar una benzodiacepina de acción intermedia y para un efecto ansiolítico una de acción intermedia o larga.
  • En epilepsia, se utilizan ciertas benzodiacepinas como clonazepam. En el status epiléptico o convulsiones febriles prolongadas se puede utilizar diazepam o midazolam IV o IM 
  • Los análogos de las benzodiacepinas no poseen ventaja comprobada en términos de eficacia y seguridad sobre las benzodiacepinas en el contexto del insomnio.
  • Debido a su balance riesgo/beneficio desfavorable, los análogos de las benzodiacepinas, al igual que las benzodiacepinas, tienen un rol muy limitado en el manejo del insomnio en el adulto mayor (1,3).
  • En comparación con las benzodiacepinas, los fármacos Z son menos eficaces como anticonvulsivos o miorrelajantes, lo cual pudiera depender de su selectividad relativa por los receptores GABA-A que contiene la subunidad α1.  En los últimos 10 años los compuestos Z han sustituido en gran medida a las benzodiacepinas en el tratamiento del insomnio. Inicialmente se planteó el uso de tales compuestos porque mostraban menor capacidad de dependencia y adicción que las benzodiacepinas tradicionales. Sin embargo, con base en la experiencia clínica después de su distribución en el mercado (zopiclona y zolpidem), cabe esperar tolerancia y dependencia física durante el consumo a largo plazo de los compuestos de este tipo, en particular con dosis altas. 
  • Cada día aumenta a nivel mundial el número de señalamientos de abuso de los fármacos Z. La presentación clínica de sobredosis con compuestos Z es semejante a la que se observa con la benzodiacepina y puede ser tratada con flumazenil, antagonista de la benzodiacepina (1).
  • La ansiedad asociada a la depresión responde al alprazolam, pero el alprazolam no está indicado en el tratamiento de la ansiedad o tensión debido al estrés de la vida cotidiana.
  • Aunque algunos estudios han indicado que el alprazolam es eficaz en el tratamiento de la depresión, el fármaco no ha mostrado ser superior a los antidepresivos tricíclicos. La eficacia de alprazolam como un antidepresivo requiere una evaluación adicional.
  • La eficacia a largo plazo del alprazolam en el tratamiento del trastorno de pánico con o sin agorafobia no ha sido evaluada, por lo que se recomienda reevaluar periódicamente la necesidad de continuar el tratamiento durante más de 8 semanas.
  • El alprazolam ha sido bien estudiado y parece eficaz en el tratamiento de trastorno de pánico en pacientes sin depresión comórbida; este medicamento mejora la intensidad y frecuencia de los ataques de pánico y reduce la ansiedad anticipatoria. Otros agentes como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y antidepresivos tricíclicos pueden ser preferidos en pacientes con depresión asociada; no obstante, estos agentes pueden, tener una respuesta inicial más lenta que las benzodiacepinas. Las comorbilidades y tolerancia específica del paciente a los efectos secundarios de los medicamentos se deben tener en cuenta al seleccionar la terapia farmacológica óptima para el trastorno de pánico (4).
Insomnio:
  • Se deben tomar en cuenta primero los posibles factores causales. Si no existe una causa evidente, de preferencia se recomienda optar por un abordaje no farmacológicos, ejemplo, ejercicios de relajación, higiene del sueño e incluso eventualmente, terapia conductual.
  • Si a pesar de las medidas anteriores, se requiere un hipnótico, este se utilizará en las concentraciones mínimas necesarias y por pocos días.
  • Los análogos de las benzodiacepinas (fármacos Z) no poseen ventajas sobre las benzodiacepinas en términos de eficacia y seguridad.
  • Debido a su balance riesgo/beneficio desfavorable, tanto las benzodiacepina como sus análogos tienen un rol muy limitado en el manejo del insomnio en el adulto mayor.
  • Existen muy pocas pruebas sobre la utilidad de melatonina.
  • Los antidepresivos no tienen ningún rol fuera del trastorno del sueño en el contexto de la depresión.
  • Los antipsicóticos no tienen ningún rol en el manejo del insomnio fuera del contexto de la psicosis (1,3).
  • Directrices para la prescripción de fármacos para tratar el insomnio. 
    • Se prefieren hipnóticos que actúan en los receptores GABA-A que incluyen las benzodiacepinas hipnóticas y los análogos zolpidem y zopiclona, en lugar de barbitúricos, porque tienen un índice terapéutico mayor, su sobredosificación es menos tóxica, ejercen menos efectos en la estructura del sueño y tienen menor potencial adictivo. 
    • Los compuestos con vida media más breve se prefieren en el caso de pacientes con insomnio hasta conciliar el sueño, pero sin ansiedad diurna notable, que necesitan desempeñarse con toda su capacidad durante el día; tales compuestos también son apropiados para los adultos mayores porque con ellos se disminuye el peligro de caídas y de depresión respiratoria. Se debe concientizar al paciente de que pueden surgir efectos secundarios, tales como despertar temprano, ansiedad diurna de rebote y episodios de amnesia, los cuales son frecuentes con las benzodiacepinas en dosis altas. 
    • Las benzodiacepinas con vida media más largas son preferibles en individuos con ansiedad diurna notable y que pueden tolerar la sedación del día siguiente, pero cuyas funciones pueden disminuir más por la ansiedad de rebote diurna; dichas benzodiacepinas también son apropiadas para individuos que son tratados contra episodios de depresión mayor, porque los fármacos de acción corta pueden empeorar el despertar temprano. Sin embargo, las benzodiacepinas de acción larga pueden acompañarse por deterioro cognitivo del día siguiente o tardío diurno (después de dos a cuatro semanas de tratamiento), como consecuencia de acumulación del fármaco con su administración repetida (1). 
    • Trastorno de ansiedad:
      • En todos los tipos de ansiedad se recomienda un manejo no farmacológico debido a su eficacia a largo plazo y la ausencia de efectos adversos. Los medicamentos tienen un rol muy limitado. Se pueden administrar benzodiacepinas por un período muy limitado.
      • Los antidepresivos pueden tener un rol en ciertos trastornos de ansiedad severos (1,3).
  • Miastenia gravis.
  • Insuficiencia respiratoria severa.
  • Síndrome de apnea del sueño (2,3).
  • Glaucoma agudo de ángulo estrecho (alprazolam, lorazepam).
  • Hipersensibilidad a las benzodiacepinas (4).
  • Dermatológicos: síndrome de Stevens-Johnson (alprazolam).
  • Endocrino – metabólicas: disminución/aumento del apetito, aumento de peso (alprazolam). Ácidosis (lorazepam). Hipotermia (melatonina).
  • Gastrointestinales: estreñimiento, salivación reducida, xerostomía (alprazolam).
  • Hepáticos: insuficiencia hepática (alprazolam).
  • Neurológicos: sedación exagerada, somnolencia, trastornos de la memoria y de la concentración. Confusión, especialmente en adultos mayores (benzodiacepinas).  Parasomnia, amnesia y alucinaciones (análogos de benzodiacepinas). Trastorno cognitivo, disartria, falta de coordinación, mareo, convulsiones a la retirada del tratamiento (alprazolam). Astenia, inestabilidad (lorazepam).
  • Psiquiátricos: irritabilidad (alprazolam), depresión, delirium (lorazepam).
  • Reproductivos: disminución de la líbido (alprazolam).
  • Otros: efecto residual al día siguiente en caso de utilización como hipnótico (sensación de resaca). Reacciones paradójicas que se manifiestan con agravamiento del insomnio, angustia e incluso agitación y agresividad, más frecuente con benzodiacepinas de acción corta. Se pueden producir reacciones de abstinencia posterior al retiro: angustia, insomnio, trastornos de la percepción que pueden llegar a fobias, reacciones maníacas y otras manifestaciones psicóticas. Fatiga (alprazolam, melatonina) (1,3,4).
  • Tolerancia a los efectos terapéuticos e indeseables luego de la primera o segunda semana de tratamiento. Dependencia psíquica y física luego de la primera o segunda semana de tratamiento 
  • En la intoxicación aguda, rara vez se produce depresión respiratoria. En general no se debe temer un desenlace fatal, excepto en casos de consumo simultáneo con alcohol u otras sustancias con efecto depresor central o en presencia de una patología subyacente 
  • El efecto sedante de las benzodiacepinas puede ser peligroso en caso de conducción de un vehículo o maquinaria, principalmente en el caso de personas que requieran desarrollar actividades que exijan concentración como parte de su desempeño laboral.
  • Se puede producir una sedación exagerada y de larga duración, especialmente producto del tratamiento con dosis elevadas, en adultos mayores (riesgo de amnesia y fracturas de cadera), en presencia de trastornos hepáticos y ante el uso concomitante de otros medicamentos sedantes o alcohol. 
  • En personas con síndrome de apnea del sueño, los síntomas de apnea pueden ser más pronunciados.
  • Se recomienda iniciar con la menor dosis posible. En personas de edad avanzada se sugiere iniciar sistemáticamente con la mitad de la dosis recomendada para el adulto.
  • Se recomienda disminución progresiva de la dosis en casos de suspensión de tratamiento de uso crónico; las concentraciones deben reducirse de manera gradual a razón de 10 a 20% semanal o quincenal.
  • El uso intramuscular de diazepam no se recomienda  debido a que la absorción puede ser muy lenta (3).
  • Uso con precaución de zopiclona en pacientes con antecedente de adicción a drogas de abuso o trastornos  psiquiátricos (4).

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  • Sospecha de teratogénesis con malformaciones cráneo-faciales (ejemplo, labio leporino, paladar hendido), retraso del crecimiento intrauterino y malformaciones a nivel del sistema nervioso central.
  • Riesgo de depresión respiratoria, hipotonía, reflejos disminuidos, hipotermia y manifestaciones de abstinencia en el recién nacido en caso de uso previo al parto o durante el parto 
  • No se disponen de datos suficientes para evaluar el riesgo de usar análogos de benzodiacepinas durante el primer trimestre del embarazo (3).


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  • OMS: Lorazepam es compatible con la lactancia materna, el riesgo infantil es mínimo.
  • El riesgo en el lactante ha sido demostrado (4).

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  • Uso contraindicado de benzodiacepinas y zopiclona en insuficiencia hepática severa (2,3,4). 
  • Se requiere ajuste de dosis en insuficiencia hepática, reducción de la dosis (1). 
  • Iniciar con el rango de dosis inferior (alprazolam). 
  • Uso con precaución de melatonina en pacientes con insuficiencia hepática (4).

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  • Se requiere ajuste de dosis en insuficiencia renal, reducción de la dosis (2).
  • Uso con precaución de melatonina en pacientes con insuficiencia renal (4).

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  • Se requiere ajuste de dosis en adulto mayor, reducción de la dosis (3). 
  • Iniciar con el rango de dosis inferior (alprazolam, lorazepam) (4).

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  • Otros medicamentos sedantes, alcohol: sedación exagerada (2).
  • Itraconazol, ketoconazol: uso concomitante con alprazolam contraindicado (4).
  • Alcohol, antidepresivos, antihistamínicos sedantes, antipsicóticos, anestésicos generales, otros hipnóticos o sedantes y analgésicos opioides: puede ocurrir depresión respiratoria y cardiovascular.
  • Eritromicina: inhibición de metabolismo hepático de triazolam. Aumento de la tasa de absorción y prolonga la eliminación de zopiclona.
  • Fluvoxamina, bloqueadores de canales de calcio: incremento de las concentraciones plasmáticas de alprazolam, bromazepam y diazepam con fluvoxamina, y de midazolam con los bloqueadores de canales de calcio, se recomienda reducción de la dosis.
  • Carbamazepina, fenobarbital, fenitoína: disminución de las concentraciones plasmáticas de benzodiacepinas, requiriendo ajuste de dosis de las mismas. Disminución de efectos de zopiclona
  • Rifampicina: disminución de efectos de zopiclona.
  • Clozapina: puede ocurrir colapso cardiorespiratorio.
  • Toronja: incremento de la biodisponibilidad de diazepam, midazolam y triazolam 
  • Fluvoxamina, estrógenos: aumentan las concentraciones de melatonina a través de la inhibición de su metabolismo. 
  • Tabaco: disminuye las concentraciones de melatonina (6).
  • Cafeína: aumento de la biodisponibilidad de melatonina (7).

La información en el contexto local está disponible en la monografía de cada medicamento.
  1. Goodman LS, Hardman JG, Limbird LE, Gilman AG. Las Bases Farmacológicas de la Terapéutica. 12th ed. S.A M-HIE, editor. Mexico. D.F.; 2011.

  2. Centre Belge d’Information Pharmacothérapeutique (C.B.I.P.) [Internet]. [cited 2015 Aug 27]. Available from: http://www.cbip.be/

  3. YACHAY EP. Vademécum Farmacoterapéutico del Ecuador 2015. Quito; 2015.

  4. Micromedex Solutions | Evidence-Based Clinical Decision Support [Internet]. [cited 2015 Aug 27]. Available from: http://micromedex.com/

  5. INVIMA. Sistema de Tramites en Linea - Consultas Publicas - Registros Sanitarios.

  6. Sean S, editor. Martindale. The complete drug reference. 36th ed. London: The royal pharmaceutical society of Great Britain; 2009. 3694 p.

  7. Drugs. Drug Interaction Report - Drugs.com [Internet]. 2013 [cited 2015 Sep 11]. Available from: http://www.drugs.com/interactions-check.php?drug_list=2758-0,2057-1348