Infección por VIH

  • El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) infecta a las células del sistema inmunitario, alterando o anulando su función. La infección produce un deterioro progresivo del sistema inmunitario, con la consiguiente "inmunodeficiencia". 
  • Se considera que el sistema inmunitario es deficiente cuando deja de poder cumplir su función de lucha contra las infecciones y enfermedades. 
  • El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) es un término que se aplica a los estadios más avanzados de la infección por VIH y se define por la presencia de alguna de las más de 20 infecciones oportunistas o de cánceres relacionados con el VIH (1,2).
  •  Una vez que una persona tiene el virus, este permanece dentro del cuerpo de por vida.
Dentro de los factores de riesgo están presentes: 
  • Hombres que tienen relaciones sexuales con hombres.
  • Trabajadores sexuales.
  • Mujeres transgénero.
  • Habitantes de la calle.
  • Personas que comparten jeringas para el uso de sustancias psicoactivas. (3)
  • Personas que recibieron transfusiones de sangre o hemoderivados entre 1977 y 1985, antes que las pruebas de deteccion para el virus se volvieran una práctica habitual. 
  • Bebes nacidos de madres con VIH que no recibieron tratamiento contra el virus durante el embarazo. 
  • Personas involucradas en relaciones sexuales sin protección, especialmente con individuos que tengan otros comportamientos de alto riesgo, que sean VIH positivos o que tengan SIDA. 
El objetivo del tratamiento es prevenir la progresión de la enfermedad, evitar la trasmisión materno-fetal en caso de pacientes embarazadas, reducción de la morbilidad y mortalidad asociada al VIH, mejorar la calidad de vida, la restauración y preservación de la función inmunológica. (2)
El VIH/SIDA se trata con medicamentos que evitan que el virus se reproduzca. Este tratamiento se denomina terapia antiretroviral (5). 
El tratamiento farmacológico está basado en las siguientes consideraciones: 
  • Las bases del tratamiento antirretroviral para pacientes con VIH/Sida son similares en niños que en adultos (2).
  • Dado que el virus del VIH adquiere resistencia rápidamente en caso de monoterapia, estos medicamentos se utilizan casi siempre en combinación. La adherencia estricta es esencial para limitar la aparición de resistencia.
  • Un esquema antiretroviral consiste en una combinación de al menos tres medicamentos que incluyan dos inhibidores de transcriptasa inversa en combinación con un inhibidor de la transcriptasa inversa no nucleósido, un inhibidor de proteasa, un inhibidor de integrasa o un antagonista de CCR5 (3).
  • En función de la presentación clínica, la carga viral y el recuento plasmático de linfocitos CD4, el tratamiento generalmente incluye dos inhibidores nucleosídicos de la transcriptasa inversa asociados a un inhibidor de la proteasa viral o a un inhibidor no nucleosídico de la transcriptasa inversa (triple terapia o TARGA).  En caso de resistencia, se debe buscar la asociación óptima de varios principios activos. En caso de resistencia, se debe buscar la combinación óptima de varios principios activos. 
  • El tratamiento adecuado puede bloquear la replicación viral, restaurar la inmunidad, reducir en gran medida las infecciones oportunistas, proporcionar una mejor esperanza de vida y reducir a transmisión, pero no dar lugar a la erradicación del virus.
  • La selección del esquema antiretroviral debe ser individualizada, tomando en consideración diversos factores relacionados con los fármacos y los pacientes tales como: convivencia, potencial de efectos secundarios medicamentosos, barrera genética, potencial de interacciones medicamentosas entre otros (3).
  • En pacientes con cargas virales mayores de 100.000 copias/ml, no se recomienda el uso de ABC/3TC en combinación con efavirenz o atazanavir/ritonavir, por mayor probabilidad de falla virológica (3).
  • En mujeres gestantes debe continuarse el tratamiento antiretroviral después de finalizado el embarazo, para disminuir las pérdidas de seguimiento y posibles complicaciones asociadas con su interrupción. Dicho tratamiento puede sufrir modificaciones, si es necesario (3).
  • El tratamiento de las mujeres embarazadas infectadas con el VIH reduce en gran medida el riesgo de contagio al feto.
  • El tratamiento profiláctico se recomienda en caso de exposición accidental al VIH (por ejemplo, lesión por pinchazo de aguja, sexo sin protección entre otros). El tratamiento profiláctico debe iniciarse dentro de las 72 horas siguientes a la exposición y debe ser consultado con un centro especializado.
  • Una serie de fármacos antirretrovirales también se utiliza en las infecciones crónicas que no son causadas por retrovirus (como la hepatitis B crónica).
  • Las combinaciones de dosis fija de diferentes antivirales que permiten una única dosis diaria mejoran la adherencia al tratamiento (4).