Asma

El asma es una enfermedad crónica de los pulmones que inflama y estrecha las vías respiratorias. El asma es una de las enfermedades crónicas más frecuentes de la infancia y está caracterizada por  la presencia de más de uno de los siguientes síntomas y signos: tos, sibilancias, dificultad respiratoria y opresión torácica. En especial si son frecuentes y recurrentes, empeoran en la noche. Ocurren sin necesidad de un cuadro infeccioso asociado y mejoran con el tratamiento adecuado (1).
Entre los factores que aumentan la probabilidad de que una persona padezca asma están (1):
  • Historia familiar de atopia y asma.
  • Exposición altos niveles de alérgenos del polvo domiciliario en etapas tempranas de la vida.
  • Coexistencias de enfermedades atópicas: dermatitis atópica, la rinitis alérgica, las pruebas cutáneas de alergia positivas.
  • Función pulmonar anormal: la disminución persistente de función pulmonar basal e hiperreacción bronquial durante la niñez se asocian con asma en la vida adulta.
Los desencadenantes comunes del asma incluyen (2):
  • Animales.
  • Ácaros del polvo.
  • Cambios climáticos: aire frío.
  • Químicos en el aire o en los alimentos.
  • Ejercicio.
  • Moho.
  • Polen.
  • Infecciones respiratorias.
  • Estres.
  • Humo del tabaco.
  • Algunos medicamentos: ácido acetilsalicílico o aspirina.
Los objetivos del tratamiento son evitar las sustancias que desencadenen los síntomas, prevenir y controlar   los síntomas, mejorar la calidad de vida, reducir la frecuencia e intensidad de las exacerbaciones, controlar la inflamación de las vías respiratorias y revertir la obstrucción al flujo del aire (1,2).


El tratamiento farmacológico está basado en las siguientes consideraciones: 
  • El tratamiento farmacológico inicial se definirá de acuerdo a la clasificación de la gravedad de la Asma o su exacerbación.
  • Se debe controlar el asma y mantener el escalonamiento terapéutico (o la intensificación de terapia) el tiempo que sea necesario y realizar una reducción escalonada de la terapia cuando el control es bueno.
  • Los medicamentos se clasifican en dos grupos (1,3):
    • Los de control a largo plazo:  los cuales se toman diariamente para obtener y mantener el control de los pacientes con asma persistente. 
      • Omalizumab (anti-IgE): se administra en forma de inyección una o dos veces al mes. Impide que el organismo reaccione ante los factores que desencadenan el asma, como el polen y los ácaros del polvo.
      • Antagonista de los receptores de leucotrienosse toman por vía oral. Ayudan a bloquear la reacción en cadena que aumenta la inflamación de las vías respiratorias (Montelukast).
      • Teofilina: se toma por vía oral y ayuda a despejar las vías respiratorias.
    • Los de acción rápida o mejoría rápida, también llamados de rescate o aliviadores, actúan rápidamente para relajar los músculos tensos que rodean las vías respiratorias durante una crisis. Así estas se despejan y dejan pasar el aire. Los B2 agonistas de corta acción son los de primera línea en caso de manejo agudo (salbutamol, levosalbutamol y terbutalina).
  1. Ministerio de Salud y Protección Social. Guía de práctica clínica basada en la evidencia científica para el diagnóstico, atención integral y seguimiento de niños y niñas con diagnóstico de Asma. 2013.

  2. MedlinePlus. U.S. National Library of Medicine. Asma. Bethesda. 2015. Disponible en: https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000141.htm

  3. National Institute of Health. Asma. 2015. Disponible en: https://www.nhlbi.nih.gov/health-spanish/health-topics/temas/asthma/treatment