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- No se han realizado estudios de reproducción animal con morfina. Tampoco se sabe si la morfina puede causar daño fetal cuando se administra a una mujer embarazada o puede afectar la capacidad de reproducción. Debe administrarse a una mujer embarazada solo si es claramente necesario.
- La morfina atraviesa la barrera placentaria puede provocar depresión respiratoria en el recién nacido. Si aparece, debe administrarse naloxona.
- No se recomienda el uso de morfina en mujeres durante e inmediatamente antes del parto.
- Ocasionalmente, los analgésicos opioides pueden prolongar el trabajo de parto por que reducen temporalmente la fuerza, la duración y la frecuencia de las contracciones uterinas.
- Sin embargo, este efecto no es consistente y puede ser contrarrestado por un aumento en la tasa de dilatación cervical, que tiende a acortar el parto.
- Los recién nacidos cuyas madres recibieron analgésicos opioides durante el trabajo de parto deben ser observados de cerca en busca de signos de insuficiencia respiratoria. Un antagonista opioide específico, como naloxona, debe estar disponible para revertir la depresión respiratoria inducida por opioides en el neonato.
- Si la madre ha sido tratada con morfina de forma crónica durante los últimos tres meses de embarazo, el recién nacido puede presentar síndrome de abstinencia, caracterizado por irritabilidad, vómito, convulsiones; también se ha asociada a un aumento de la mortalidad (1,2,3,4).
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- Los datos clínicos sugieren que, en la leche materna de mujeres tratadas con morfina, se encuentran cantidades traza de este opioide.
- Con base en los datos de concentración en leche materna, obtenidos de los casos reportados, se han realizado cálculos farmacocinéticos que concluyen que los lactantes pueden recibir entre el 0.8 y el 12% de la dosis administrada a la madre (corregida por peso).
- La OMS clasifica a la morfina como un medicamento compatible con la lactancia materna si se administran dosis ocasionales. Recomienda evitar la administración de dosis repetitivas y monitorear la aparición de efectos adversos en el neonato (apnea, bradicardia y cianosis) (9).
- La Academia Americana de Pediatría clasifica a la morfina como medicamento compatible con la lactancia materna; sin embargo, resalta que el efecto del uso a largo plazo sobre el neurodesarrollo es desconocido y debe estudiarse (1,2,3,12).
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- La
terapia se debe iniciar con la dosis más baja posible; titular y monitorear de
cerca.
- El uso crónico puede generar concentraciones plasmáticas muy elevadas, en este caso se debe reducir la dosis (1).
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- La farmacocinética de la morfina está alterada en pacientes con insuficiencia renal.
- La eliminación disminuye y los metabolitos, M3G y M6G, pueden acumularse a niveles plasmáticos mucho más altos en pacientes con insuficiencia renal en comparación con pacientes con función renal normal.
- En estos pacientes se administrar con precaución, a las dosis más bajas reportadas y se debe titular lentamente mientras se controlan cuidadosamente los efectos secundarios (6).
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Fármaco – Fármaco: - La rifampicina puede disminuir la concentración plasmática de la morfina.
- Los Inhibidores de monoaminooxidasa (IMAOs) se deben suspender por lo menos 14 días antes de iniciar tratamiento con opioides. Su uso concomitante está contraindicado.
- Los efectos depresores de la morfina sobre el sistema nervioso central son potenciados por otros depresores como: alcohol, anestésicos, ansiolíticos, hipnóticos, antidepresivos tricíclicos y antipsicóticos.
- La cimetidina inhibe el metabolismo de algunos opioides.
- La morfina aumenta el efecto del alcohol, desmopresina y diuréticos tiazídicos.
- El efecto de la morfina es aumentado por: anfetaminas, antipsicóticos y succinilcolina.
- El efecto de la morfina es disminuido por: agonistas/antagonistas mixtos de los opioides, peginterferón alfa-2b (4).
Fármaco – Alimento: - La comida aumenta la biodisponibilidad y los niveles séricos de la morfina (4).
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- Los pacientes de edad avanzada (de 65 años o más) pueden tener una mayor sensibilidad a la morfina.
- En general, la selección de dosis para un paciente anciano debe ser prudente, generalmente comenzando en el extremo inferior del rango de dosificación.
- Ajustar la dosis de acuerdo también a las alteraciones de la función hepática, renal o cardíaca, enfermedades concomitantes u otro tratamiento farmacológico (1).
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